9 días en Jordania por libre: tu viaje por menos de 600 € y sin privarte de nada.
Poner un pie en Jordania es darse
de bruces con la historia. Este territorio fue la cuna de la civilización, en
él se situaron los primeros asentamientos humanos. Asirios, babilonios,
griegos, nabateos, romanos, árabes, cruzados, turcos… numerosos pueblos y
grandes civilizaciones pasaron por sus tierras dejando un legado que aún es
visible hoy en día.
Seguramente hayas oído hablar de Petra, y hayas visto fotos de sus famosos monumentos “el Tesoro” y “el Monasterio”, pero, sin querer restar protagonismo a estas maravillas, has de saber que Jordania es mucho más. En cualquier caso, debido a su modesto tamaño (equivalente al tamaño de Andalucía), 9 días son suficientes para visitar los enclaves más espectaculares del país, si bien una estancia más larga no te aburrirá.
Jordania atesora antiquísimos monumentos y paisajes desérticos espectaculares que no puedes perderte, y en este artículo te cuento cómo vivir una experiencia auténticamente jordana sin gastarte más de lo necesario y sin privarte de nada.
Muchas compañías aéreas viajan
a Jordania, pero lo novedoso es que Ryanair ha empezado a ofrecer vuelos a este
país a precios low cost. Lo hace
desde varias ciudades como Múnich, Bolonia, o Milán. La clave es que vueles
hasta una de estas ciudades, hagas escala allí, y cojas uno de estos vuelos a
bajo coste que ofrece la compañía. De esta manera, nosotros pagamos solamente
130 € en total por nuestros 4 vuelos de ida y vuelta. ¡No lo podíamos creer!,
pero está claro que viajar ya no es un lujo, y que cualquiera con algunos
ahorros y flexibilidad temporal puede hacerlo.
Jordania es un país muy seguro,
por lo que puedes viajar por libre sin problemas, seas mujer u hombre, y viajes
sola o acompañada. En primer lugar necesitarás un visado para poder entrar en
el país, y lo puedes conseguir directamente en el aeropuerto por 40 dinares
jordanos, es decir, casi 50 € (1 JD equivale a 1,24 € a día de hoy). Sin
embargo, una opción realmente buena para visitar Jordania es hacer uso del “Jordan
Pass”, una entrada que te permite
visitar multitud de lugares turísticos por todo el país y con la
que estás exento de pagar visado. Asegúrate de comprar por adelantado tu
Jordan Pass y tenerlo imprimido o en el móvil, porque una vez en el
aeropuerto te lo pedirán para hacerte el visado (que no tendrás que pagar). Puedes
comprarlo en su página web eligiendo la opción que más
te convenga, pero te adelanto que si quieres visitar Petra durante dos días,
como nosotros hicimos, necesitarás la opción “Jordan explorer” por 75 JD (93
€). Teniendo en cuenta que la visita a Petra cuesta 50 € por día, claramente
merece la pena hacerse con él y evitar pagar el visado.
El
siguiente punto importante en el que deberás pensar es cómo vas a moverte por
Jordania. Nosotros decidimos alquilar un coche en el aeropuerto a la empresa
local Montecarlo rent a car, ya que por 22 € al día nos pareció
una opción cómoda y no demasiado cara. Hay que considerar que el transporte
público en Jordania es lento y, en ocasiones, inoperante, aunque es cierto que
si dispones de tiempo también puede ser una alternativa muy auténtica. En
nuestro caso, a mi pareja le gusta conducir y tiene un buen manejo del coche,
pero si no tenéis mucha seguridad con él os sugiero que abandonéis esta opción,
ya que conducir por Jordania puede ser todo un caos: acciones temerarias,
multitud de badenes sin señalizar, carreteras de todo tipo… al volante se
utiliza más el claxon que el intermitente, y la agresividad es más frecuente
que la paciencia o la sonrisa. Definitivamente, en Amman resulta más práctico
el taxi que el coche, pero si vas a hacer una ruta por varios sitios debes
valorar otras opciones.
Si
decides no alquilar coche, o hacerlo más adelante, para ir desde el aeropuerto
hasta Amman debes coger el autobús “Airport Express”, con servicios
aproximadamente cada media hora, que por 3 JD te dejará en el “7th circle”,
bastante alejado del centro (no tienen permitido llevar hasta el centro a
pasajeros con equipaje) y desde ahí deberás tomar un taxi por unos 5 JD. De
esta manera te ahorrarás más dinero que yendo directamente en taxi, lo que te
podría costar unos 20 JD. Del aeropuerto hasta Amman hay 35 km, y el autobús lo
encontrarás a la salida de éste desde la terminal 2. Cuando cojas el taxi, el
taxista te preguntará el nombre del hotel al que vas, a veces simplemente con
el nombre es suficiente para que sepan la ubicación. En caso de que no, será
muy útil que hayas comprado en el aeropuerto una tarjeta SIM, con internet,
para indicársela.
Esto es
imprescindible para tu viaje, en el aeropuerto existen varias compañías
telefónicas donde podrás comprar una tarjeta SIM a un precio asequible.
Nosotros la compramos de la empresa Zain, nos costó 17 JD con 16 gigas de internet, más que suficiente para que ambos utilizáramos
internet durante todo el viaje. Si viajas con otras personas, no hace falta que
todas compréis una tarjeta, bastará con que una la introduzca en su móvil y
ponga el modo “zona Wifi” o “Tethering”, para compartir el internet con las
demás.
En el
aeropuerto hay varias oficinas donde cambiar dinero, pero no es recomendable
cambiar aquí más dinero del que vayas a necesitar en el momento, puesto que el
cambio no es nunca bueno. En cualquier caso, si necesitas cambiar algo de
dinero te recomiendo que lo hagas en la última de las oficinas, casi al salir
del aeropuerto, cerca de la tienda de telefonía Zain. En esta oficina tienen un
cambio mejor que en las que encuentras nada más bajar del avión.
En
cuanto al seguro de viaje, una póliza ronda los 20 €, pero nosotros, quizá
demasiado optimistas, decidimos no hacérnoslo. Por suerte no tuvimos ningún
problema, pero depende de ti el riesgo que quieras asumir.
De
nuevo, dependerá de ti si reservas el alojamiento con antelación o lo haces en
el momento. Nosotros lo hicimos con antelación, nos gusta hacerlo así porque
valoramos el tener gran variedad de opciones y poder elegir la que consideramos
mejor, cosa más difícil si se busca en el momento. No obstante, hicimos algunos
cambios de última hora a través de Booking y no tuvimos problema en encontrar
algo confortable y a buen precio. Más adelante te doy los detalles, pero para
alojarnos utilizamos las webs de Booking (consigue un descuento del 10 % reservando a través de
este enlace), Airbnb (con esta invitación de registro puedes conseguir un cupón de descuento de 31 euros) y Couchsurfing.
ITINERARIO
Descarga
este mapa para tener en tu móvil las indicaciones de la ruta que hicimos.
Día
1: Amman
Día
2: Jerash – Madaba
Día
3: Mar muerto
Día
4: Reserva natural Dana
Día
5: Petra
Día
6: Petra
Día
7: Aqaba
Día
8: Wadi Rum
Día
9: Amman
Antes de entrar a contarte con detalle nuestra ruta y todos los trucos, te dejo un vídeo 360º que hemos montado con mucho cariño, en él aparecen la mayoría de lugares que visitamos desde una perspectiva muy particular, ¡espero que te guste y te traslade por unos instantes a Jordania!
¡Empezamos la ruta!
Día 1
¡Empezamos la ruta!
Día 1
Amman es la capital de
Jordania, una ciudad moderna que alberga a más del 40 % de la población del
país; con más de 4 millones de habitantes, se ha convertido en una de las
ciudades más densamente pobladas del mundo. Amman también es una de las
ciudades árabes más liberales y occidentalizadas, en ella conviven la tradición
y la vanguardia.
Dos de los atractivos
principales de Amman son su Ciudadela y el Anfiteatro Romano. Ambos están
incluidos en el “Jordan Pass”, por lo que no te costará nada entrar. La Ciudadela
está situada en una colina que puedes subir andando en unos 15-20 minutos, en
taxi, o en coche. Allí podrás ver el Templo Romano de Hércules, el Palacio
Omeya, la Iglesia Bizantina o la Torre de Vigilancia Ayyubid, entre otros
lugares históricos. Las vistas de la ciudad desde la Ciudadela, además, no son
nada despreciables.
En Amman encontrarás también
zocos con productos de todo tipo y diversas mezquitas a las que podrás entrar,
cubriendo tu cabeza si eres mujer. Podrás comer platos deliciosos, dos
restaurantes que nos cautivaron son Hashem y Al Quds Restaurant, ambos en el
centro. En el primero, situado en Al Amir Mohammed Street, te seducirá su
hummus y su falafel; se trata de un lugar clásico en Amman, donde comen ricos y
pobres. No debes perdértelo, sobre todo porque por 3 JD te pondrás hasta
arriba. Por su lado, Al Quds Restaurant está situado en Al Malek Al Hussein
Street y allí es donde puedes comer el famoso plato jordano Mansaf por 6,5 JD.
Las raciones son muy grandes, por lo que si vais varias personas conviene que
las compartáis entre dos. Recuerda este nombre, no te dejará indiferente.
Cuando tengas ganas de un dulce debes ir a “Habibah”, un poco más
adelante en la misma calle, para comer el irresistible Kunafeh, hecho de queso
y maíz. Este lugar es muy apreciado por los jordanos y las jordanas, que acuden
al puesto callejero y se sientan en la calle para disfrutar de su dulce. A
estas alturas, y con sólo un día, Jordania ya te habrá conquistado por el
estómago.
Después de Jerash nos dirigimos hacia Madaba, donde habíamos quedado con un chico jordano a través de “Couchsurfing”, una web para conocer y alojarte gratuitamente con locales mientras viajas. Resultó ser una persona increíble que nos dedicó mucho tiempo y nos ayudó en todo a lo largo del viaje, incluso nos invitó a una fiesta en su casa con sus hermanos y hermanas y sus amistades la última noche, que también nos alojamos con él. Para nosotros esta fue una de las experiencias más bonitas y auténticas del viaje, ya que pudimos conectar con la vida jordana al máximo y conocer gente maravillosa con la que esperamos volver a coincidir. Nuestro amigo nos llevó a cenar al restaurante Abbey Road, y allí probamos por primera vez el tabulé (muy distinto al que hayas podido comer en España), el hummus con carne, y otros platos riquísimos. Después de cenar, además, fumamos Shisha de menta y limón. Por unos 10 JD cada uno, quedamos encantados con la cena y la compañía.
Día 2: Jerash - Madaba
A primera hora nos dirigimos con nuestro coche de alquiler a la ciudad de Jerash, acompañados de una pareja catalana que habíamos conocido la noche anterior en el hotel (que no os recomendaré, ya que fue una mala elección). Jerash fue una de las ciudades más importantes de la provincia oriental del imperio romano en los tres primeros siglos de nuestra era. En esta época veinte mil habitantes hacían de esta ciudad un importante centro comercial, cultural y de ocio, a medio camino entre Palmira (Siria), Petra y el mar Rojo. El paseo por Jerash va descubriendo los vestigios de una increíble metrópolis: columnas de los antiguos edificios públicos, un imponente anfiteatro, el arco de Adriano o el hipódromo.
Reserva al menos dos horas para recorrer esta ciudad, es mucho más impactante de lo que te puedes imaginar y disfrutarás recorriéndola con tranquilidad mientras descubres todos sus recovecos. En la entrada hay un restaurante tipo buffet en el que podrás comer por 7 JD, un precio algo caro, ya que se trata de un restaurante para turistas. Si no estás demasiado cansado puedes acercarte a la ciudad actual de Jerash, y seguro que encontrarás mejores precios.
Día 3: el Mar Muerto
Salimos por la mañana y nos vamos directos al Mar Muerto, que se encuentra a una hora distancia desde Madaba, donde estábamos alojados. Este mar en realidad es un lago que se las da de mar debido a que tiene más sal en sus aguas que todos los océanos juntos, tanta que el cuerpo flota como un corcho y la vida en él no es posible. El Mar Muerto se encuentra a 416 metros bajo el nivel del mar, lo que le convierte en el punto más bajo sobre la faz de la tierra.
De camino puedes visitar en Monte Nebo, el lugar donde, como narra la Biblia, Moisés divisó la Tierra Prometida antes de morir. En su mirador deberías ver tanto el Mar Muerto, como las ciudades de Jerusalem y Belén. Como la visibilidad no era muy buena aquel día, decidimos que no merecía la pena pero si lo haces, debes saber que la entrada es gratuita con tu “Jordan Pass”.
Antes de llegar al Mar Muerto un desvío a la izquierda te lleva a las termas naturales “Hammamat Ma’in”. Aunque han construido un hotel en el lugar, el acceso a ellas también lo puedes hacer por libre y de forma gratuita.
Ya ves el Mar Muerto desde el coche, y al otro lado de este, el sur de Cisjordania, territorio palestino ocupado por el Estado de Israel, según el derecho internacional. Irás bajando hasta la costa poco a poco entre montañas y una emoción creciente en tu interior. Sé paciente, tendrás que recorrer la costa hacia el sur unos cuantos kilómetros para evitar la zona privada, llena de lujosos resorts, que te querrán cobrar una entrada. Existen varios puntos donde puedes bañarte gratis, aquí te dejo las coordenadas del punto en el que nosotros estuvimos, con un acceso no muy difícil, un riachuelo en el que puedes aclararte la sal, y una tranquilidad total, estábamos solos. Una vez llegues a la coordenada [31.54494,35.55679], puedes aparcar el coche y bajar por la ladera de la montaña. Para guiarte, ten en cuenta que este punto está situado donde hay un puente. Después de flotar, el ritual anima a untarse el cuerpo con barro, que también encontrarás en esta localización escarbando un poquito en la tierra.
Dicen que las sales del Mar Muerto tienen propiedades curativas, pero también pueden provocar el mayor escozor jamás experimentado. Que no se te ocurra en ningún caso abrir los ojos debajo del agua, ¡una sola gota ya te puede hacer vivir la fuerza del Mar Muerto! También experimentarán su fuerza quienes tengan heridas cutáneas. Después del baño es recomendable aclararse en el riachuelo para quitarse la sal. Como consejo, llévate calzado para el agua, ya que a veces las rocas del suelo cortan, también te vendrán bien para el Mar Rojo. Como sabrás, la sal del mar estropea los trajes de baño, así que este agua es especialmente corrosiva, mejor si llevas un bañador viejo, o te bañas sin nada, nosotros así lo hicimos porque no había nadie más allí.
Nos relajamos durante unas horas, flotando, poniéndonos barro, y haciendo fotos, y cuando estábamos a punto de irnos apareció un grupo de jordanos que se disponían a hacer un fuego y cocinar allí su cena. Nos preguntaron de dónde éramos, nos dieron la bienvenida al país y nos invitaron a unirnos a ellos. No pudimos hacerlo porque teníamos dos horas de camino hasta nuestro próximo destino y no queríamos llegar tarde, pero ya empezábamos a entender la famosa amabilidad jordana.
Día 4: Reserva de la biosfera Dana
Ocupa un territorio de 320 km² y es la única reserva en Jordania que aglutina las cuatro zonas biogeográficas del país (mediterránea, la saharo-arábiga, la irano-turaniana y la sudanesa). Por ello, algunas rutas te permiten admirar los cambios geológicos de este paisaje abrupto, en el que la piedra caliza da paso a la arenisca y las formaciones graníticas. En esta zona asirios y romanos explotaron los yacimientos de cobre, pero anteriormente otras comunidades se asentaron en esta región, tal y como desvelan las cuevas y tumbas neolíticas recuperadas recientemente.
Nosotros llegamos a Dana la noche anterior, y nos alojamos en el campamento Al Nawatef Camp, se trata de un campamento respetuoso con el medio ambiente y situado a 5 km de la localidad de Dana. Nos recibieron calurosamente con un té jordano en el salón común, y por 19 € tuvimos una habitación doble con calefacción con gas butano (que tuvimos que apagar por la noche) y un delicioso desayuno. Si viajas en invierno (nosotros lo hicimos a finales de febrero), asegúrate de tener suficientes mantas en la habitación, ya que la temperatura por la noche baja muchísimo. Las vistas desde el campamento son impresionantes, despertarnos por la mañana temprano en plena naturaleza fue maravilloso. Desde el campamento se pueden hacer varias rutas, si planeas hacer una larga quizá es mejor que pidas un guía con antelación a tu llegada, ya que encontrar los caminos correctos no es tarea fácil. En cualquier caso, puedes preparar tu ruta previamente descargando los mapas de Jordania y la ruta elegida en la aplicación de Wikiloc.
Días 5 y 6: Petra
El pueblo nabateo construyó Petra hace más de 2.000 años. Al principio eran asaltadores de caminos, y una vez asentados en este valle rocoso pasaron a cobrar peajes a las caravanas de camellos que, en su ruta comercial de incienso y mirra, marfil africano, seda y especias, pasaban por la ciudad en dirección hacia Damasco y el Mediterráneo. De esta manera Petra fue enriqueciéndose y llegó a albergar a más de 30.000 personas. Un estrecho desfiladero, llamado Siq, que durante siglos fue la única entrada directa a Petra, lleva hasta su famosísima puerta labrada en piedra conocida como El Tesoro, solo una pequeña parte de todo lo que puede verse en esta increíble ciudad del desierto, nombrada una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno. Para hacer una buena foto del Tesoro, a la derecha de la fachada y la gran plaza hay un barranco con un montón de rocas que esconde un camino empinado. Ningún beduino te dará la indicación de este lugar, sino que te pedirán 10 JD por llevarte a otro de los miradores del Tesoro, de más altitud. Esto depende de gustos, pero en mi opinión el mirador al que te llevan no es mejor, por lo que me parece innecesario pagar por ello.
Se precisan dos días para aprovechar al máximo la visita, ya que los monumentos están muy dispersos. No podrás hacerte una idea de sus dimensiones hasta que no estés allí, pues sólo atravesar de punta a punta la parte acondicionada al público llevaría unas tres horas sin detenerse.
Un día lo dedicamos a subir al Monasterio. Para alcanzarlo hay que ascender un cañón por un sendero escalonado excavado en roca. Son concretamente 850 escalones, que subirás en unos 50 minutos, los que conducen al lugar donde se construyó esta tumba, la única que ha sobrevivido el paso del tiempo sin necesitar ninguna restauración. El Monasterio se construyó en el siglo II d.C. y constituía un lugar de peregrinaje y reunión para el pueblo nabateo. El ascenso al Monasterio sirve de criba para los grandes grupos de turistas, y permite una experiencia muy genuina.
El siguiente día puedes subir al mirador del Sacrificio, el punto más alto de Petra. Allí vive “Never lost”, un joven y simpático beduino con el que tomamos té, y que nos invitó a pasar la noche con él junto a algunos de sus amigos. Por 10 JD ambos, nos ofreció la cena, y la posibilidad de ver “Petra by night” sin pagar la entrada (17 JD).
Otro bonito mirador es el del anfiteatro, al cual se sube por el camino de las tumbas reales, allí podrás tomar un té y ver la puesta de sol. En este lugar, conocimos a “Moon of Petra”, un beduino que vive en las cuevas y que trabaja como guía. Aunque allí tendréis multitud de oportunidades de contratar los servicios de un guía, ya que la vida de los beduinos consiste en trabajar diariamente en Petra, si os interesa podéis pedirme su contacto y aseguraros de estar acompañados por una persona amable y honesta.
Durante los dos días de visita a Petra nos alojamos en Wadi Musa por 44 € en total en Petra visitors appartments, un nuevo edificio con varios apartamentos, muy bien situado, y en el que pudimos recuperar fuerzas después de las largas jornadas, muy recomendable.
Puedes comer en alguno de los restaurantes dentro de Petra, pero si quieres ahorrar, una buena opción es llevarse del pueblo un buen kebab de pollo o cordero, que no te costará más de 2,5 JD, y después cenar merecidamente en un buen restaurante. Uno de los dos días tienes que cenar obligatoriamente en Zawaya Restaurant, en la calle principal del pueblo. Allí probamos un maravilloso kofta y el famoso babaganoush, entre otros riquísimos platos tradicionales, y no pagamos más de 15 JD entre los dos.
Día 7: Aqaba
Llegamos a dormir a la ciudad costera de Aqaba la noche anterior, después de salir de Petra, ya que se tarda menos de dos horas en llegar, y permanecimos allí el día y también la noche del día siguiente. El lugar escogido fue Queen Bed/Free Breakfast&Snorkeling, su propietario acaba de empezar a alquilar esta casa, no sabemos si por ello resultó tan barata, pero por 10 JD al día tuvimos una habitación con cama doble en un piso compartido, descansamos estupendamente y conocimos a otros viajeros que tenían alquilada la otra habitación. Además, pasamos buenos ratos con el propietario, una persona culta e informada sobre la realidad del país. Éste nos trajo el desayuno ambos días e incluso tocó el laúd para nosotros, pero el máximo de hospitalidad lo tuvimos cuando nos proporcionó el equipo para hacer snorkel, nos había ahorrado, de esta manera, una buena cantidad de dinero.
Aqaba está situada en el extremo sur del país, a orillas del mar rojo. Es la única ciudad marítima de Jordania y sirve de puerto comercial a los grandes exportadores y empresarios de la región desde hace años. Al mismo tiempo, sirve de oasis playero para los viajeros y viajeras que han deambulado por las ruinas de Petra o el desierto de Wadi Rum. La ciudad no tiene ningún atractivo muy especial, por lo que nuestro día en Aqaba se basó en descansar en la “South beach” y descubrir las maravillas que se encuentran en el mar. A pocos metros de la costa y casi en la superficie puedes ver perfectamente sus hermosos arrecifes de coral y peces de colores, y algo más lejos hay un tanque y un avión sumergidos. El tanque sólo está a 5 metros de profundidad, así que también podrás investigarlo simplemente con gafas y tubo.
En Aqaba puedes comer un riquísimo Mansaf en el restaurante con nombre سحسلني. Este no es un restaurante turístico, nos lo recomendaron personas de allí, de ahí el precio tan barato. El nombre del lugar sólo está escrito en el alfabeto árabe, por lo que para encontrarlo lo más sencillo es que copies y pegues la palabra en Google Maps o utilices el enlace que te he dejado. Está ubicado en la calle King Hussein St.
Día 8: Wadi Rum
Visitar el desierto de Wadi Rum es obligatorio en tu visita a Jordania. En Occidente este desierto es muy conocido puesto que Lawrence de Arabia, el oficial del ejército británico, lo usó como base de operaciones durante la Rebelión árabe de 1917-1918. Para ir poniéndote los dientes largos antes del viaje, puedes ver la película jordana “Theeb”, que transcurre aquí. Quienes hayáis visitado el Sáhara ya podéis olvidaros de vuestra concepción del desierto, ¡Wadi Rum no tiene dunas! Es todo una planicie de arena y piedra rojizas.
Este fue el segundo lugar en el que hicimos Couchsurfing, por lo que el alojamiento en el campamento nos salió gratis, así como la cena y el desayuno del día siguiente. Solamente pagamos 20 €, entre los dos, por un tour de una hora por lo puntos del desierto más emblemáticos. Conviene que llegues al lugar para la hora de comer, porque después es cuando suelen partir los tours, y si consigues compartir el jeep con más personas te saldrá por la mitad. Desgraciadamente nosotros llegamos tarde y tuvimos que hacerlo solos. El campamento elegido fue Um Sabatah Camp, regido por Salem. Si no encuentras a nadie en Couchsurfing que te aloje en Wadi Rum, te recomiendo reservar en su campamento por Booking; como verás, tiene muy buenas referencias. Además recuerda que si reservas a través de este enlace ahorrarás un 10 %.
Primero llegarás al centro de visitantes, no te detengas, continúa hasta “Wadi Rum village”, aparca y escribe a tu anfitrión por Whatsapp y cuéntales a los beduinos que allí habrán en qué campamento te alojas, ellos contactarán con la persona encargada de llevarte en Jeep hasta allí. No temas no encontrar a quien debe llevarte al campamento, tienen todo un sistema organizado para que los huéspedes lleguen a su destino.
Cuando nosotros llegamos a Wadi Rum había una tormenta de arena, pero no disponíamos de más días para ir al desierto, así que nos aventuramos y seguimos con la ruta marcada. El tour que hicimos fue un desastre debido al viento y la arena, pero si no tienes tan mala suerte como nosotros, recomiendo hacer un tour de dos horas. La estancia en el campamento, sin embargo, fue de lo más bonita. Nuestro anfitrión Salem fue encantador, nos ofreció té jordano, el cual tomamos al calor de la hoguera, mientras conversábamos con él y con el resto de huéspedes. Para cenar tomamos la clásica comida que cocinan los beduinos en el desierto, asado de pollo con verduras, cocinado en las brasas enterradas en la arena, ¡estaba exquisito! Acércate al lugar donde lo hacen cuando vayan a sacarlo, es todo un ritual. Después de la cena nos amenizaron con música beduina, uno de los trabajadores del campamento trajo su laúd y comenzó a cantar, ¡toda una experiencia en el desierto!
Día 9: Amman
Al día siguiente desayunamos y nos llevaron hasta el coche, de ahí condujimos hasta Amman durante unas 4 horas, queríamos acabar de ver esta interesante ciudad, ya que el primer día nos tuvimos que dejar muchas cosas. Al finalizar el día nos fuimos a casa de nuestro amigo de Couchsurfing en Madaba, que nos había invitado a su fiesta. Allí nos reunimos unas 20 personas, mujeres y hombres, cenando, bebiendo, y fumando shisha. La fiesta fue el colofón de un viaje que ya había sido maravilloso, todas las personas allí presentes se interesaron por nosotros y conversamos animadamente durante toda la velada, además de bailar música de Oriente Medio (¡no os perdáis la música electrónica de Omar Souleyman!). Al día siguiente nuestro viaje llegaba a su fin, así que nos despedimos de Jordania de esta forma tan bonita.
Pues bien, como has podido comprobar, recorrer Jordania por libre y gastando muy poco dinero es absolutamente factible y muy, muy recomendable. Ojalá puedas echar mano de todos estos truquitos y disfrutar tanto como nosotros de Jordania.
Pues bien, como has podido comprobar, recorrer Jordania por libre y gastando muy poco dinero es absolutamente factible y muy, muy recomendable. Ojalá puedas echar mano de todos estos truquitos y disfrutar tanto como nosotros de Jordania.
¡Buen viaje y no dudes en preguntarme cualquier duda que tengas!
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